Aguascalientes, Ags.- Hay personas que en cuanto las conoces sabes que están hechas, que fueron dotadas, para aquello a lo que se dedican; por ello, da la impresión de que no les cuesta esfuerzo lo que hacen, ya que parece salirles natural. Hablan, transmiten lo que hacen y lo que viven aunque no estén en horas de trabajo.
Pues eso, la inclinación natural a lo que hacen y el gusto por hacer aquello a lo que se dedican, se percibe de inmediato en el Maestro Estanislao Díaz Soria. Asomarse aunque sea por unos minutos a su oficina como Director de la Escuela de Música de la Casa de la Cultura de Aguascalientes es toda una experiencia. En primer lugar, porque no hay puerta, o mejor dicho porque la puerta está permanentemente abierta y resulta más sencillo dirigirse al Director que a la asistente: ya que el suyo es el escritorio que se ve primero en cuanto se ingresa a la oficina.
- Buenas tardes Maestro, ¿me puede decir qué aula es la que vamos a utilizar?
- ¿Ya tiene la fecha de la audición?
- ¿Hay alguna noticia de mi solicitud de apoyo?
Estas y orto tipo de preguntas son constantes por parte de los alumnos. Y para todos tiene un breve comentario, en tanto continúa con la atención a la persona que tiene enfrente. Uno piensa: este hombre debe acabar agotado, rendido después de cada jornada de trabajo, ya que no tiene un minuto libre. Pero su apariencia dice lo contrario, está feliz en lo que hace y hablando de lo que es su vida, la música.
Aguascalientes es semillero de artistas y de personas que aunque tal vez nunca se presenten profesionalmente en un escenario, vibran y disfrutan de la música, la entienden y la estudian aunque quizá nunca se dedicarán profesionalmente a ella. Y de seguro que la sensibilidad que abunda en nuestro entorno habrá de redituar en personas con talentos especiales que descubran en la música su profesión.
En buena parte, el que haya quien cultive el gusto por la música y que surjan algunos con la capacidad de llegar a destacar en ella, se debe a personas como el Maestro Estanislao, que han dedicado su vida a la música, no tanto como intérpretes sino como profesores.
Estanislao es originario de Los Sauces, una comunidad rural perteneciente al municipio de Encarnación de Díaz, Jalisco. Desde pequeño descubrió su vocación musical al escuchar las interpretaciones del organista del templo, y a temprana edad decidió dedicarse a ella. Tres tardes a la semana recorría en bicicleta más de 15 kilómetros por caminos polvorientos -o encharcados, según la época- para llegar a la carretera y esperar el autobús que lo llevaría a “La Chona” para la clase de piano. Al terminar la clase, de nuevo a la carretera para recoger la bicicleta que dejaba encargada en una vivienda al borde del camino, y otra vez pedalear de regreso los 15 kilómetros hasta llegar a su casa ya de noche.
Tiempo después, vino a Aguascalientes a continuar con el estudio de la música y lo hizo en la Escuela Diocesana de Música Sacra, para seguir en el Conservatorio Las Rosas en la Ciudad de Morelia, Michoacán, por espacio de cuatro años hasta obtener la Licencia en Composición y perfeccionarse como Pianista y como Ejecutante de Órgano.
Al terminar esos estudios, lo invitaron como profesor en la Escuela de Música Sacra y poco tiempo después, el gran promotor de la cultura que fue el Maestro Víctor Sandoval lo animó a integrarse a la Casa de la Cultura de Aguascalientes (ICA), institución recién creada entonces.
Más adelante vino la responsabilidad de dirigir el Centro de Estudios Musicales Manuel M. Ponce, con una sede frente al Jardín de San Marcos en la que permaneció por décadas hasta ser nombrado Director de la Escuela de Música de la Casa de la Cultura Víctor Sandoval, puesto en el que lleva varios años y en el que ha trascendido ya varias administraciones estatales.
Ahí desarrolla a plenitud su vocación de enseñar, difundir la música y coordinar el trabajo de un grupo de profesores que forman musicalmente a los casi 600 alumnos de todas las edades, pues los hay desde los 6 y hasta los 80 años.
Centro de Estudios Musicales Manuel M. Ponce
Es normal que la Escuela de Música de la Casa de la Cultura esté siempre a tope en cuanto a su capacidad de recibir alumnos, ya que goza de una gran aceptación en todos los estratos sociales de Aguascalientes y la región; y las jornadas de trabajo de profesores y administrativos resultan siempre intensas de actividad y de vivencias, dado que además de clases y talleres de manera constante hay que trabajar en la preparación de conciertos y audiciones, además de atender los requerimientos y peticiones de ayuda de los alumnos.
Al Maestro Díaz Soria le queda poco tiempo para otra de sus pasiones, la composición musical, pero en fines de semana y en vacaciones encuentra los espacios para incrementar la producción propia.
Su labor como maestro y como promotor y difusor de la música ha sido muy reconocida a nivel local y regional con diversas distinciones y premios, pero quizá lo que más le gratifica es el reconocimiento diario que le hacen los alumnos con sus consultas y peticiones.
Para todos tiene unos minutos, unas palabras de estímulo y aliento, una orientación, una atención…
No cabe duda de que hay personas que nacieron dotadas para aquello a lo que se dedican. Estanislao es una de esas.
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El texto anterior forma parte de materiales escritos en el año 2018 y 2019, originalmente pensados para formar parte de un libro que, por diversos motivos, no llegó a publicarse. Las siguientes líneas son actualización en aquello realmente necesario.
Luego de décadas de trabajo, y con cientos de agradecidos alumnos, el Maestro Estanislao Díaz Soria se jubiló de su labor docente pero no de la música, ya que dirige diversos grupos de ejecutantes y ofrece pláticas y conferencias sobre los temas que domina. Los reconocimientos recibidos suman decenas, pero sigue siendo la persona sencilla y accesible que encontró en la música la pasión de su vida y en compartirla, su misión. Y Aguascalientes se enriqueció con ello: hay cientos de personas que a nivel de afición cultivan o ejecutan la música, generan interacciones y fortalecen nuestro tejido social. Bien decía un estadista europeo que cualquier persona, para ser útil a la sociedad en la que vive y evitar las adicciones y la delincuencia, debería conocer y practicar algún oficio, tocar algún instrumento musical y tener una práctica religiosa.
