PERSONAS QUE APORTAN

Don Carlos López Aparicio: visión amena y documentada de la historia reciente de Aguascalientes

2021-10-11

Aguascalientes, Ags.- En la vida de una ciudad hay muchas personas que trabajan en beneficio de la comunidad sin hacer ruido mediático, es decir, sin que publiciten o promocionen su tarea. Labor de los medios es difundir ejemplos positivos de personas que con su actuar aportan visión, trabajo y bienestar a muchos otros. Ejemplos de quienes restan a la sociedad en la que viven, ya los hay, y muchos; ocupan amplios espacios en algunos medios de comunicación. Y aunque parte de la labor de los profesionales de la Comunicación sea informar de las lacras, otro aspecto igual o más importante es descubrir y difundir los casos positivos. Finalmente, nos corresponde siempre aportar al bienestar social y las personas positivas lo generan.

En ésta y en las próximas semanas, DESDElared publicará casos de personas y labores destacadas y poco conocidas en beneficio de nuestra sociedad de Aguascalientes, que por algo ha sido considerada como “la tierra de la Gente Buena”.

Nota del editor: Se trata de materiales escritos en el año de 2018 y 2019, originalmente pensados para formar parte de un libro que, por diversos motivos, no llegó a publicarse. Se actualizó en días recientes sólo en aquello realmente necesario.

  • El primer campo de aviación estuvo cerca de La Fundición… luego vinieron tres más
  • La estructura de algunas naves están aún en servicio 90 años después…
  • Cuando en los 30´s y 40´s se vendían aquí diversas marcas de gasolina…
  • La Mutualista, anticipo de las instituciones de previsión social

Don Carlos López Aparicio

Don Carlos López Aparicio

Conversar con Don Carlos López Aparicio es una lección de la historia reciente de Aguascalientes. A su memoria excelente le suma una narración amena, un archivo de documentos bien clasificado y ordenado, y sobre todo el saber combinar las grandes líneas con pequeñas anécdotas y detalles que aportan perspectiva y ayudan a dimensionar los hechos. Hubiera sido un magnífico narrador de lo cotidiano de nuestra ciudad, piensa uno.

A los hechos vividos en primera persona, añade experiencias empresariales y las enmarca en los acontecimientos de México y del mundo. Al hilo de su conversación, se traslada uno a las calles y a las circunstancias del Aguascalientes de las décadas de los 30´s, 40´s, 50´s…  a la actividad en la industria, el comercio y la agricultura que recién empezaba a tecnificarse en nuestro estado, y a los protagonistas que sentaron las bases de la sociedad y la economía que ahora vivimos.

Con su plática puede uno seguir, casi paso a paso, el desarrollo y la trasformación de las principales calles, de sus construcciones, comercios y de la evolución que han tenido con el tiempo. De los nombres que tenían las calles antes de que -por motivos patrióticos o por conveniencias políticas- las bautizaran con la nomenclatura que ahora tienen.

Gran Fundición Central Mexicana
Puerta de acceso a La Fundición

“Nací en la época en que La Fundición se fue de Aguascalientes”

La Gran Fundición Central Mexicana, subsidiaria de la American Smelting and Refining Company, que era propiedad de los Guggenheim, (sí, de los que ahora son famosos por los museos que llevan su nombre) cerró las puertas de las instalaciones que tenía en nuestra ciudad en el año 1925, y se trasladó a San Luis Potosí. En aquellos años, la salida de la principal fuente de empleo para la ciudad representó un trauma del que Aguascalientes tardó años en recuperarse.

La Fundición Aguascalientes

Base y chimenea del horno de La Fundición. Hoy, sólo se conserva la base.

Comenta Don Carlos que su padre, el señor Juan Alfonso López, con recursos propios, con el apoyo de un crédito por 3 mil 500 pesos oro y ya con amplia experiencia empresarial -pues manejaba desde 1918 una embotelladora de bebidas gaseosas y una fábrica de hielo- compró parte de los terrenos de La Fundición; y junto con las instalaciones y edificios adquirió también una parte de “los fierros”, es decir, de la maquinaria y equipos que no desmontaron los norteamericanos al irse. Parte de aquella adquisición fueron algunos tranvías eléctricos que dejaron de circular por la ciudad.

Hay un dato curioso: casi 90 años después, parte de las estructuras de las naves de La Fundición tiene aún una utilidad, ya que forma el techo del espacio conocido como “Quinto Barrio” en la Avenida Madero. El señor Juan Alfonso López las aprovechó en las instalaciones de su fábrica de hielo, que continúan siendo propiedad de esa familia desde entonces.

Aquella operación de compra/venta, por un monto de 5 mil 500 pesos oro, quedó formalizada el 5 de septiembre de 1928 en la escritura corrida por el licenciado Carlos T. Maceira, el Notario Público No. 7.

Los cuatro “aeropuertos” de Aguascalientes

Aunque era apenas un niño pequeño en aquellos años, Don Carlos recuerda con claridad las características del rumbo de la Fundición. Además de las naves y edificios, que fueron derruidos en su mayor parte, con excepción de los arcos de ladrillo que se ven en la actualidad sobre el Segundo Anillo Poniente, y que no son vestigios del horno sino del soporte o la base de la chimenea del horno fundidor. (Por cierto, según algunas fuentes, fue el primer horno industrial que en México funcionó, al menos en parte, a base de energía eléctrica). La chimenea tenía una altura de 70 metros y fue demolida.

En los terrenos aledaños a La Fundición estuvo, nos comenta nuestro personaje, el primer Campo de Aviación de Aguascalientes, en el que aterrizaban regularmente dos aviones: uno era el del Servicio Postal Mexicano, que llegaba con la correspondencia contratada como “Correo Aéreo” y otro el de los señores Madrazo, propietarios de la Hacienda de La Punta y que ya en la década de los 20´s utilizaban una pequeña aeronave en los desplazamientos a sus propiedades. Eran aviones biplanos, recuerda Don Carlos, y algunas de sus partes eran de lona.

Luego, continúa, el Campo de Aviación se pasó a donde está en la actualidad el Seminario Diocesano, en lo que es el Fraccionamiento Jardines de la Cruz. Tiempo después se estableció, ya como aeropuerto, en lo que es ahora el Parque Héroes. Por cierto, recuerda que en una ocasión, uno de los aviones que utilizaban ese aeropuerto no alcanzó a llegar a las pistas y aterrizó en plena calle de Prolongación Colón, en el Fraccionamiento Jardines de la Asunción,  en los años 60´s. Otros vecinos de esa calle confirman que en esos años tenían obligación de “balizar” (pintar con franjas rojas y blancas como señal de alerta) los tinacos de agua que estuvieran en las azoteas, con el fin de que fueran advertidos por los pilotos de las aeronaves que se aproximaban a la única pista existente. Finalmente, en la década de los 80´s, se construyó el Aeropuerto Internacional de Aguascalientes en su ubicación actual.

Quinto Barrio Aguascalientes

La estructura de lo que fue La Fundición sigue aún en servicio, pero ahora en el "Quinto Barrio"

Las calles de la ciudad y sus peculiares nombres

La embotelladora y la fábrica de hielo del padre de Don Carlos estaban en la calle Madero, entonces conocida como “La Calle de Las Lágrimas” (al abrir esa calle se afectaron muchas propiedades) y más tarde llamada popularmente “La Calle Nueva”, ya que fue trazada en la primera década del Siglo XX para unir la Estación de Ferrocarril con la Plaza de Armas. La planta embotelladora hacía esquina con la actual calle Hidalgo, que en aquellos años se conocía como la Calle de la Sorpresa.

Fábrica de hielos Aguascalientes

Edificio en la esquina de lo que hoy son las calles de Hidalgo y Madero. Ahí estuvo la fábrica de hielo del padre de Don Carlos.

Tiempo después, Don Juan Alfonso López vendió esa finca de Madero e Hidalgo (donde hay en la actualidad una sucursal bancaria) y movió sus instalaciones un poco más al oriente sobre la misma calle Madero, casi en la esquina con la actual calle Zaragoza, que entonces se llamaba Calle del Olivo. El nombre de La Industrial Mexicana que tenía la embotelladora y la fábrica de hielo se mantuvo para otra empresa del ramo comercial, LIMSA, que existe con varias sucursales en nuestra ciudad y que es propiedad de un hermano de Don Carlos.

Tres marcas de gasolina y dos sitios de taxis

Desde hace poco pueden verse en el país y en nuestra ciudad diversas marcas de gasolinas y combustibles y hay, al menos en teoría, cierta oportunidad de competencia. Eso no es nuevo para nuestro personaje, pues recuerda que en los años 30´s y 40´s, en la calle Madero estaban la gasolinera y las oficinas locales de la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, de inversionistas ingleses. La gasolinera local era propiedad del señor José Moreno.

También en la calle Madero, esquina con Morelos, estuvo la gasolinera y oficina de la Compañía Petrolera El Gallo. Y, asimismo, se vendían en nuestra ciudad los combustibles de la Compañía Petrolera La Huasteca.

Aguascalientes, comenta Don Carlos, contaba entonces con dos lugares en los que se concentraban los taxis, llamados “coches de sitio”. Uno era en la Plaza de Armas, a un costado de Catedral y otro en la calle Morelos, cerca del Templo de San Diego. Había un poste con una pequeña gaveta y dentro un teléfono al que se llamaba para solicitar el servicio de un coche. Claro que la llamada no podía marcarse directamente en el teléfono, pues era preciso descolgar, esperar la voz de la operadora y solicitar la comunicación con el número deseado. Los teléfonos eran de tres dígitos.

La Mutualista Aguascalientes

El edificio al fondo (color beige) fue sede de La Mutualista.

La Mutualista, institución que se adelantó a la previsión social

En la esquina de las calles Moctezuma y Victoria, frente a la puerta lateral de la Catedral de Aguascalientes, hay una construcción antigua que durante buena parte del siglo pasado era conocida por todos como “La Mutualista”. Sin embargo, pocos sabían lo que era y a qué se dedicaba.

Don Carlos, que por varios años fue Presidente de la Mutualista, conserva documentos y recuerdos de lo que tal vez fue la primera institución de asistencia social en el estado. Constituida legalmente ante la fe del Notario Público número 4, licenciado Mariano Ramos, el 10 de noviembre de 1907, el nombre oficial fue Sociedad Mutualista y Caja de Ahorros de Empleados de Aguascalientes, S. C. L.

Las actuales instituciones de asistencia estaban lejos en aquellos años en que aún gobernaba al país Don Porfirio Díaz y en los que Aguascalientes recibía con entusiasmo al ferrocarril que recientemente había comenzado a recorrer su camino hacia el Paso del Norte. No existían entonces ni instituciones públicas de previsión social ni de ahorro sistematizado fuera de lo que ofrecían los bancos, por lo que surgieron iniciativas de particulares que se asociaban para de alguna manera paliar eventualidades como enfermedades, despidos laborales y fallecimientos. En eso ayudaba La Mutualista.

El socio compraba -con facilidades- una o varias acciones de La Mutualista, lo que le daba derecho a recibir apoyos económicos en casos de incapacidad por enfermedad, desempleo y fallecimiento. Hacía posible también ahorrar de una forma sistemática parte del ingreso y hasta recibir de alguna manera el consejo (ahora le llamaríamos asesoría) de algún socio experimentado en cuestiones de negocio o de manejo de la economía personal y familiar.

Se cubría cada mes una cuota y se tenía derecho a participar en las juntas y asambleas, de manera que las decisiones se tomaran democráticamente, lo cual en aquellos tiempos era tal vez la única oportunidad de hacerlo.

La Mutualista rentaba parte de la planta baja de su edificio a unos billares y las rentas se ingresaban al patrimonio de la sociedad. Con el avance del Siglo XX, la pacificación del territorio, la consolidación del sistema bancario y el surgimiento de las instituciones públicas de asistencia social, aquella iniciativa fue perdiendo su razón de ser, y fue liquidada. Su principal activo –el edificio- se vendió en la década de los años 80´s. A Don Carlos, entonces el Presidente de esa sociedad, le correspondió esa época.

Impulsor de la agroindustria en el estado

En ese tiempo, Don Carlos había emprendido diversos negocios relacionados con el campo y con una incipiente agroindustria, ya que construyó y operó por décadas plantas deshidratadoras de chile que se ubicaron en varios puntos del estado de Aguascalientes. Hasta entonces, las cosechas de chile debían ser secadas al sol en “paceras” (áreas de un metro y medio de ancho con desnivel, y sobre ellas se tendían los chiles frescos), con gran necesidad de mano de obra que encarecía el precio del producto y lo exponía al riesgo que unas lluvias tardías representaban. La posibilidad de secar el chile mediante un proceso industrial y en unas cuantas horas hacía posible venderlo antes y reducir los riesgos.

Una familia destacada y apreciada

La familia López Aparicio, los hijos de Juan Alfonso López y de Cuquita Aparicio Valdés, han sido empresarios y profesionistas muy destacados y estimados en Aguascalientes. El mayor de los hermanos, Alfonso, tras cursar la carrera de Derecho en la Ciudad de México, trabajó en diversos cargos del Gobierno Federal y fue nombrado Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, puesto que desempeñó hasta su fallecimiento. Elvira, una destacada profesora universitaria, trabajó tanto en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como en el Instituto de Ciencias y Tecnología (IACT) y posteriormente en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA). Los hermanos Alejandro y Humberto son empresarios ampliamente reconocidos y estimados.

Don Carlos López Aparicio

Don Carlos López Aparicio, en su despacho.

Gracias a la memoria, a los archivos bien clasificados y a la buena voluntad de Don Carlos, muchos de los acontecimientos, hechos y anécdotas de toda una época de Aguascalientes pudieran recogerse en un trabajo extenso y documentado. Ojalá que algún historiador -o alguien con la disposición de hacerlo- pudiera aprovechar a fondo esos tres factores.

La intención de DESDElared en este espacio, es dar solo un vistazo a la vida de personas que han aportado con su trabajo y compromiso, al desarrollo de Aguascalientes.

Rodeado del afecto de su familia y con la paz interior de quien ha alcanzado la meta y espera solamente la recompensa por la tarea cumplida, Don Carlos falleció en la ciudad de Aguascalientes en los primeros días del mes de septiembre de este 2021.

Las fotografías corresponden al archivo familiar y al Archivo Histórico de Aguascalientes.

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