Para quienes no creen solo en las coincidencias, sino que a veces la repetición de hechos les mueve el tapete y espanta o les atemoriza, la repetición de números nueve seguramente los pondrá nerviosos, y moverá sus corazones y tal vez hasta su conciencia…, por el temor, por la desesperanza, o por la angustia.
Así sucede con el nueve y los terremotos. Dos de ellos, los más dañinos para México en la época moderna, se registraron en el noveno mes del año. En el mismo día, el 19, coincidentemente. El más grave, el primero de ellos, a las 7:19 de la mañana. Septiembre, el noveno mes y el más emblemático del independentismo, se vuelve a teñir de rojo.
La explosión de gas en San Juanico, en aquel fatídico 19 de noviembre de 1984, cuando un gran flamazo causó muerte, destrucción y desolación en una zona a las puertas de la Ciudad de México, trajo también temblores y quemados políticos ante las denuncias de corrupción que afloraron: los cochupos y moches relacionados con licencias de construcción o con decisiones tomadas fuera de la ley, no se hicieron esperar.
Aunque la mayor parte de los involucrados se pudieron sobreponer a las denuncias, por la simple razón de que la moral es solo el “árbol que da moras”, según el insigne filósofo tricolor potosino Gonzalo N. Santos.
México en la piel, así te llevo México, dice la canción, hoy muy de moda. Quizá haya razón. Pero para los beneficiarios de las desgracias más bien la letra sería “así me llevo a México”. El nueve les ha caído muy bien, sobre todo a los políticos.
El nueve y la política: sus coincidencias y sus pesadillas
Porque fue en 1929 cuando nació lo que hoy se conoce como Partido Revolucionario Institucional (PRI), siendo su antecedente inaugural el Partido Nacional Revolucionario (PNR), y que, cómo no, ha sabido mover a México. ¿O no ese es el lema preferido de la administración peñista? El PRI nace como tal hasta un 19 de enero de 1946.
Según algunos, si en ningún terremoto (ni en los terremotos de la naturaleza ni en los de tipo político) ese partido ha tenido afectaciones graves y sigue vivito y coleando, a que está hecho y planeado para “las movidas”.
Y qué se puede decir del Partido Acción Nacional (PAN), que hace su aparición en 1939, y que hoy parece estar en un terremoto de nueve grados, viviendo una auténtica batalla campal entre sus miembros, movidos por la ambición.
O el primo hermano del PRI, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que sí, fue traído por la cigüeña en el año 1989, y que hoy no solo está partido, está en terreno movedizo, al grado de que, hasta sin demasiada fuerza, lo menea el independiente Miguel Angel Mancera.
Ah, y también Morena apuesta por el nueve. Su pastor anuncia su aparición el nueve de julio de 2014. La “ejperanza” de México, al igual que la Vírgen Morena del Tepeyac hace su aparición un día nueve, aunque ésta se apareció a san Juan Diego, en diciembre de 1531.
El nueve parece el número de Dios que guarda una íntima relación con fechas de la evolución humana. ¿Será que el 9 nos ha puesto a prueba y no nos hemos dado cuenta, o que nos hacemos los occisos?.
Si bien acerca del terremoto del 19 de septiembre de 1985 nunca se sabrá cuántas personas perdieron la vida, hubo dos casos sobresalientes que causaron la muerte a un importante número de estudiantes. El Conalep, en la calle de Iturbide, en el centro de la ciudad, y en el Colegio Academia Americana en Miguel Ángel de Quevedo.
32 años después, en otro 19 de septiembre, ocurrió otra tragedia escolar. El Colegio Enrique Rétsamen se derrumbó y entre sus ruinas quedaron los cadáveres de 19 pequeños estudiantes y siete adultos. Hasta el día de ayer, la cifra oficial de fallecidos era de 369.
Pero antes, en 1979, un gran temblor había echado abajo las instalaciones de la Universidad Iberoamericana en Taxqueña. Ahora, en este 19 de septiembre, le tocó al Tecnológico de Monterrey.
Después de todo ello, qué más falta. Si el nueve nos mueve, que Dios nos agarre más que confesados.
Porque el terremoto político está a todo lo que da por la más grande y apetecible movida: la Presidencia. Lucha que se dará encarnizadamente en los próximos nueve meses.
Como en las luchas, por un lado, está el independiente con el corazón más priísta de todos, José Antonio Meade, que nació en 1969. Y por el lado blanquiazul, su dirigente Ricardo Anaya, que llega a este movido mundo en 1979. Ambos de febrero, y del mismo signo zodiacal.
O también el peje Andrés Manuel López Obrador, que deja la presidencia del PRD en 1999, para ir en pos de la gloria, siendo su primer escalón el gobierno de la Ciudad de México, y que se ha eternizado en la candidatura presidencial.
Con nueve partidos políticos, a nueve meses de las elecciones, la lucha no será sólo por la Presidencia, sino por nueve gubernaturas.
¡¡¡Ay nanita!!!…habrá que prepararse para la gran movida... o por lo menos rezar un novenario.