En la clínica de este nuevo siglo, uno de los síntomas recurrentes por los que los pacientes consultan y demandan iniciar un tratamiento, son los llamados “ataques de pánico”: Miedo, ansiedad, taquicardia, sensación de ahogo, de que van a morirse. En principio, no pueden decir mucho más al respecto.
Podemos ver que con frecuencia, este padecimiento se desencadena y exacerba en ámbitos multitudinarios, de aglomeración, de encierro, con pocas posibilidades de “escaparse” de la situación.
De la definición del síntoma, “ataques de pánico”, el paciente se apropia luego de haber padecido un primer episodio donde acude a un servicio de guardia médica en donde es asistido por un profesional -médico clínico-, que al realizarle los estudios de rutina y al no observar anomalía alguna, lo diagnostica con este nombre y le indica una medicación ansiolítica.
En muchas oportunidades, para mi tranquilidad, algunos de estos profesionales no tan adscriptos al discurso de la Ciencia, advierten además la necesidad de la intervención de un profesional de la salud mental y le indica realizar un tratamiento psicológico, acompañando la medicación.
Debemos tener en cuenta que, si bien la prescripción de la medicación psiquiátrica es necesaria en un paciente muy angustiado por la situación, sólo logrará hacer una “pausa” en el síntoma, tranquilizando temporalmente. La prescripción de la medicación psiquiátrica es, en primera instancia, una solución acertada y relativamente inmediata, pero no deberá ser la única manera de abordar la problemática.
Los psicofármacos, en general, provocan una ficción en el paciente de estabilidad emocional, pero es necesario decir que, en cuanto prescinda de éstos, volverá a “su” realidad y reaparecerá el síntoma. La medicación psiquiátrica tapa la problemática, en vez de resolverla.
Por esta razón, para aliviar su padecimiento y llegar en algún momento a deshacerse del síntoma, el paciente deberá acompañar la medicación prescripta inicialmente con un tratamiento psicoanalítico. Este dará lugar a su palabra, a su implicación subjetiva en lo que le sucede, a poder enfrentar - y no a tapar o evadir - con ayuda de un profesional a este “pánico” que lo aterra y que, por más que se presente de manera similar en diferentes pacientes, tiene un sentido único para él. Sólo a través de este trabajo, podrá encontrar una solución a su síntoma y llegar en algún momento a prescindir de la medicación psiquiátrica.
* Paula Martino es licenciada en psicología, Magister en psicoanalisis por la Universidad de Buenos Aires, Argentina.