Aguascalientes, Ags.- En la vida de cualquier persona suele haber tiempos oscuros, donde parece que no hay fe ni fuerzas para levantarse. Para esos momentos, señaló el Papa Francisco, Cristo nos reconforta y nos dice “levántate y ve adelante”, nos exhorta a mantenernos en pie y en camino. Así se lo ordenó al profeta Elías, así se lo dijo a Lázaro para que saliera del sepulcro, y así nos los dice a cada uno. Pero si podemos ponernos en pie, más que por las propias fuerzas, será por la fuerza que nos presta el Señor.
Decía el Papa: “Siempre debemos buscar al Señor. Todos nosotros sabemos cómo son los momentos feos: momentos que se te tiran por los suelos, momentos sin fe, oscuros, momentos en los que no vemos el horizonte, no somos capaces de levantarnos. ¡Todos sabemos esto! Pero es el Señor que viene, nos reconforta con el pan y con su fuerza y nos dice: ‘¡Levántate, y ve adelante! ¡Camina!”.
Para pensar
Un ejemplo de levantarse desde la dificultad, sin excusas, nos la da una joven atleta que participó en las recientes Olimpiadas en Brasil y que actualmente es una triunfadora. Se trata de la ya famosa estadounidense Simone Arianne Biles. Es una gimnasta artística que ha sido cuatro veces campeona nacional en la competencia general individual (2013, 2014, 2015 y 2016) y la única gimnasta en ser campeona del mundo general individual tres veces consecutivas (2013, 2014 y 2015). Se caracteriza por su potencia y por el alto nivel de dificultad en sus ejercicios, consolidándose como la mejor gimnasta del mundo.
La dificultad le vino desde pequeña. Fue adoptada por sus abuelos, Ron y Nellie Biles, cuando tenía cinco años de edad, debido a que su madre era drogadicta y tuvo problemas para atenderla a ella y sus hermanos.
Ahora en Brasil, aunque al inicio de las competencias tuvo un tropiezo en la barra, supo sobreponerse y despedirse a lo grande, ganando cuatro medallas de oro. Superó así, en su estreno olímpico, a las grandes de gimnasia.
Un factor importante que le ayudó a salir adelante es su fe. La atleta de 19 años suele asistir a la misa dominical y regularmente enciende una vela a San Sebastián –el santo patrón de los atletas– antes de las grandes competencias: “Mi madre me dio un rosario en la iglesia. No lo uso para rezar antes de una competencia. Lo rezo normalmente por mí misma, pero lo tengo allí de todos modos”, dijo a una revista.
En su última prueba le hicieron los honores cuando tanto el equipo estadounidense como las tribunas en pleno la despidió aplaudiéndole y poniéndose de pie. Simone agradeció al público con esa gran sonrisa que la acompaña siempre, porque disfruta todo el rato, cuando baila, cuando salta, cuando vuela.
Para vivir
Así como Simone pudo superar su tropiezo inicial, también en la vida espiritual estamos llamados a superar las caídas y tropiezos. Simone nos enseña que gana, no el que nunca se tropieza, sino quien saber seguir luchando y supera las dificultades.
El Papa Francisco explicó que en la vida del cristiano, en los momentos difíciles, hay que buscar el “silencio” para escuchar la voz de Dios que nos invita a levantarnos, a dejar la comodidad y el egoísmo. De esa manera podemos llevar a los demás el mensaje del Señor con valentía.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)